AMOR A LA FRANCESA

AMOR A LA FRANCESA

La manteque (I)

http://www.youtube.com/watch?v=qKwrfxWMA9Q



Se llamaba Aline, la conocí al poco de llegar a París. Le gustaba mi boca de extranjero griego, de judío errante, mi cabello a los cuatro vientos del Peloponeso donde fui pastor. Y sobre todo mis ojos diluidos de soñador que no sueña a menudo. También le gustaban mis manos de músico errante, que rondaron y merodearon por tantos jardines, donde mi boca bebió y mordió sin apaciguar nunca la sed y el hambre. Adoraba mi piel dorada por todos los soles de todos los veranos.
Yo la amaba con todo mi corazón, que ha hecho sufrir, si, pero también ha sufrido con el alma que no tubo la menor oportunidad para evitar el purgatorio.
Con mi boca, con mi pelo, con mis ojos, con mi piel, con mi corazón y mi alma cautiva de tus veinte años, seré tu príncipe soñador y haremos de cada día una eternidad de amor que viviremos al morir.



Je t’aime (II)

http://www.youtube.com/watch?v=5nHNrk9pj-o&mode=related&search=



Cuando hacíamos el amor Aline y yo, le decía te amo, o si te amo pero no suficiente. Mi amor como una ola indisoluble, voy y vengo entre tus caderas...y si me retienen porque te amo...pero no suficiente. Oh mi amor como una fisica sin salida. Vas y vienes, me retienes. Ahora ven Aline.





Ne me quitte pas (III)


Aline no me dejes, es necesario olvidarse, todo puede olvidarse, olvidar los malentendidos y el tiempo perdido. Olvidar esas horas que a golpes de preguntas mataron la felicidad. No me dejes, te ofrezco perlas de lluvia de donde no llueve, cavare la tierra hasta mi muerte. Cubriré tu cuerpo de oro y luz. Haré un país donde el amor será el rey y ley. Tu serás la reina. Inventaré palabras absurdas que tu comprenderás. Te hablaré de aquellos amantes que vieran arder sus corazones dos veces. De aquel rey muerto por no haberte encontrado. No me dejes, Aline. Se ha visto a menudo despertar volcanes apagados. Las tierras quemadas dan mas maíz. El mejor abril es cuando llega la tarde y el cielo flamea de rojo y negro mezclado. No me dejes Aline, no lloraré mas, me quedaré aquí para solo mirarte, verte bailar y sonreír. Llegar a ser la sombra de tu sombra, la sombra de tu mano, la sombra de tu perro. Aline, no me dejes.





Aline (IV)




Si, Aline se fue. Ahora dibujo su sonriente rostro sobre la arena, pero la lluvia lo borra con la tormenta, desaparece. Grite, grite ¡ALINE! Vuelve Lloré y lloré desesperado de dolor. Me senté sobre la arena mojada de la playa, suspirando por la bella Aline, sin saber que creer, sin esperanza. Volvi a gritar ¡ALINE! ¡ALINE! Para que volviera. Llorando y aguardando junto a la arena mojada.




Et maintenant (V)



Aline no volvio. Y ahora que será del resto de mi vida, la gente me es indiferente. Un dolor por tu ausencia me golpea de día, de noche. Y de nuevo la mañana ¿Por qué? Ahora mi vida se desliza hacia la nada. La tierra sin ti ¿Qué es? Mis amigos saben que no pueden hacer nada, París entero me enoja. Sus calles me matan. Voy a reír, voy a llorar, voy a quemar las noches. Por la mañana te odiaré, ni una flor, ni llantos en el momento del adios. Y ahora, ya no hay realmente nada que hacer.







Recuerdo a Aline, cuando éramos jóvenes bohemios, locos y alegres. Ella posaba para mí en aquel desván de París, desnuda a la luz del Sol. Yo la pintaba con devoción, con pasión hasta el amanecer sin descansar, sin comer, sin dormir. Era la felicidad, el amor, en la flor de nuestra edad. Nos reuníamos en los cafés con otros pintores. Riendo, hablando sin cesar, soñando con llegar conseguir la gloria. Y cuando conseguíamos vender algún cuadro, gritábamos y paseábamos por los bulevares, alegres y felices. Teníamos salud, juventud, alegría, aunque ni un duro en el bolsillo. Siempre estábamos de buen humor. Brillábamos y hacíamos castillos en el aire con nuestras ansias de vivir. Todo eso paso, todo cambio cuando me dejaste. Construyeron un hotel en nuestra vieja buhardilla y Montmartre parece triste y las lilas se marchitaron.



Les yeoux ouberts (VII)



Aline, aun te recuerdo tanto, aquellos días errantes. El dolor no ha cambiado demasiado. Te recuerdo todo el tiempo, y por error la vida me distrae, siempre vuelve a mi corazón tu recuerdo con los ojos abiertos. Porque te ame tanto, tan vivamente. Al atardecer bebo un jerez, como solíamos hacer en las tardes rojas y negras de abril, y reviven en mi alma los días que estuvimos juntos, como si estuvieras presente.

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