Arte sociológico

El 12 de enero de 1972 Fred Forest publicó en Le Monde un recuadro en blanco de 10 x 15 cm2 con una breve leyenda que incitaba a cada lector a expresarse mediante la escritura o el dibujo, cortar la página entera -convertida así en una obra- enmarcarla o enviársela. En respuesta le llegaron dibujos humorísticos, mensajes políticos, obras que ostensiblemente buscaban el valor estético, insultos, propuestas de encuentros, hasta de un hospital psiquiátrico que decía hallar su única comunicación con el mundo exterior.
El objetivo fue romper la trama densa de las columnas tipografiadas, liberar un espacio dentro del discurso autoritario, unidireccional, de la prensa a los lectores, ofrecerles un vehículo para sus propias informaciones, el pasaje del consumo pasivo a la participación activa.

Su logro fue parcial, pues el periódico, quizá porque advirtió los riesgos subversivos de la propuesta, la incluyó en la página de arte, se negó a publicar ninguna de las 800 respuestas y no otorgó nuevos espacios.

Forest tuvo que resignarse a difundir las contestaciones en galerías de arte, y repitió la experiencia en periódicos de Suiza, Bélgica, Suecia, Argentina y Brasil.

El arte sociológico, no busca representar lo social, explica Hervé Fisher, sino cuestiona los procedimientos con que habitualmente se lo representa. En vez de reproducir ingenuamente las relaciones sociales, osea, reproducir, más que lo real, las convenciones icónicas que nos acostumbran a verlo de cierta manera, se trata de producir un arte que relabore críticamente lo real y sus códigos de representación.

Para el artista sociológico, escribe Forest, el problema no es más saber qué representar, cómo representarlo, sino como provocar la reflexión sobre las condiciones mismas de nuestro ambiente social y sus mecanismos.

para cumplir este objetivo es necesario que la práctica artística se nutra en una teoría sociológica, y que el arte sea, a la vez un lugar en que dicha teroría se experimente y se visualiza.


DADA

3 comentarios:

Jesús dijo...

Curiosa propuesta, Una vez estuve en un restaurante donde daban lapicdes de colores para pintarrojear el mantel, de papel, supongo que luego serviría como pintura entre los dibujitos y las manchas de comida.

Anónimo dijo...

Simpática experiencia. Lo interesante del arte es la inquietud que genera en los espíritus, mirando con otros ojos.

Un abrazo cálido desde Colombia!

JJ dijo...

La propuesta es interesante, pero no llega más allá de lo que pueda uno encontrar en un pupitre de una facultad o en una pared de un wáter. Una vez que lleguen las respuestas, ¿qué ocurre?