es la columna de Mónica Mayer*, y que tome del periódico en líena El universal

Obras largas: Víctor Sulser

Las obras de arte que más me interesan hoy en día son las de larga duración. Los procesos. Las propuestas que se convierten en costumbre. Las que no representan el paisaje, sino que se integran a este y lo alteran. Por su estructura, esta clase de trabajos son difíciles de documentar. Si queremos capturar su esencia a través de la fotografía puede ser muy aburrido porque individualmente son imágenes muy cotidianas o parecidas. La única manera de acercarse a la esencia de la pieza es juntar cientos de fotos.

Si queremos escribir sobre ellos, es complicado saber cuando. Si lo hacemos antes de que concluya el proceso, nos perdemos el final. Pero no tiene sentido esperar a que termine porque el meollo de la obra es la interacción con el público.

El 18 de junio de 2001, Víctor Sulser (1970) realizó una acción en Ex-Teresa: Arte Actual en la cual nació Alter, un conejo de tela. Surgió entre litros de agua por su relación con Tochtli, el conejo de la luna azteca asociado con la lluvia. El conejo y el artista llevan más de seis años asistiendo a cientos de inauguraciones y eventos culturales juntos. Su presencia es tan habitual en el medio artístico mexicano, que lo extraño es no verlos.

Alter, que significa “otro” en latín, no es un conejito de peluche pachoncito. Es un dibujo sobre tela. Es una imagen bidimensional que el artista rellenó por rigidez más que por volumen. De hecho, la primera encarnación de Alter fue sobre papel. La acción de Sulser incluye la realización de una larga serie de dibujos de las experiencias de Alter que fotocopia y regala en sus apariciones. Evidentemente, este performance también se refiere a la famosa acción de Joseph Beuys de 1965 llamada Cómo explicarle un cuadro a una liebre muerta. En ella, el artista alemán se embarra la cabeza con miel, la recubre con hoja de oro y le susurra explicaciones sobre arte al cadáver.

Es interesante que Sulser reconozca abiertamente la tradición prehispánica y la europea contemporánea. Con ello afirma que somos parte de ambas herencias culturales. Pero esta obra tiene muchos significados. Las múltiples veces que la he presenciado, lo que yo veo es un joven, de rostro amable y paciente, caminando con un muñeco. Con ello rompe los estereotipos de género y de edad: no es común ver a varones con muñecos, ni a adultos con juguetes. Veo un artista que no necesita presumir de macho.

También me parece una obra que cuestiona a las instituciones artísticas porque no les pide permiso para existir, lo que ha causado enfrentamientos. Al principio lo dejaban entrar a los museos sin problemas, después entendieron que estaban perdiendo control sobre lo que sucede como arte en una institución y empezaron a negarle el acceso a Alter. Lo curioso es que Sulser expone con frecuencia de manera oficial en museos.

Actualmente está participando en Por favor, gracias, de nada. Reenactments en la Casa del Lago, muestra curada por Víctor Palacios.

La obra de Sulser borra la línea entre la vida y el arte. Está dispuesto a enfrentar las reacciones del público. Para algunos, la presencia de Alter es arte. Para otros es un juguete apapachable. Pero no ha faltado el bravucón que regresa a la infancia y le arrebata el muñeco para lanzarlo lejos o le avienta vino. Para Sulser, la presencia de Alter en las exposiciones “de alguna manera explica algo del arte contemporáneo, pues sin el actual concepto de arte ¿qué hace un conejo paseando por una exposición?

Para mí, demuestra que el humor y la perseverancia calan.

Si quiere disfrutar otro proyecto de gráfica navegable de Sulser, visite http://www.victorsulser.com/

*Artista visual
http://www.pintomiraya.com.mx/

DADA