Mariano Barbasán Lagueruela

Esta es mi segunda entrega de un pintor poco conocido, Mariano Barbasán Lagueruela.

Bien, debo decir que quizá el pintor no es tan desconocido para muchos de ustedes, pero sí lo era para mí y por tanto, y en honor a la verdad, no soy yo la que vengo a rescatarlo a él, sino él el que me ha rescatado a mí de mi ignorancia y me ha seducido con su bella obra.


Las romerías... ¿quién no ha asistido alguna vez a alguna de ellas? Yo tengo grabada en la memoria una muy temprana, por mi edad. Una romería es un acontecimiento festivo, colorista, fresco, con los manteles de cuadros rendidos sobre la hierba, donde el pan, la tortilla, las chuletas, el jamón y el chorizo, las ensaladas, campan a su aire para regocijo de mayores y pequeños... Y las botellas de vino, o de sidra, acompañando a tan maravilloso banquete. Un día de campo para recordar, tal como este pintor nos transmite en su lienzo.

Otra cosa que debo indicar es que, si bien me gustan muchos estilos de pintura, lo que más me atrae es la pintura realista/romántica/costumbrista, los impresionistas y los postimpresionistas.


Hechas estas aclaraciones, doy paso al artista…

Mariano Barbasán Lagueruela, nació entre las montañas de Zaragoza, el 3 de febrero de 1864. Mariano sintió fuerte vocación por el dibujo, por lo cual se matriculó en 1880 en la Academia de san Carlos en Valencia. Estudió en la misma, tres años seguidos, hasta conseguir el premio de la clase de "Colorido y Composición".

...las montañas en primavera, cuando la nieve se derrite y el verde retoña, tanta agua regando sus faldas... Una nueva canción tocada por múltiples instrumentos: los arroyos, los pájaros, el viento, el rumor de las hojas en las ramas... Es imposible no amar el campo si se nos muestra así de bello.

Con Joaquín Sorolla y Salvador Abril Blasco llegó a formar el trío de discípulos aplicados, distinguidos en sus clases. Obtuvo una beca de la Diputación Provincial de Zaragoza por tres años.



Llegó a Roma en 1889, y le gustó tanto el ambiente, el medio artístico en que se desenvolvía, que cuando la beca concluyó, a pesar de la penuria económica, instaló un taller. Aún así, durante largas temporadas anuales trabajará en lugares de la campiña romana como Subiaco y Anticoli Corrado.

...los pavos me recuerdan Andalucía y la cercana fiesta de la Navidad. En las plazas de los pueblos las parvadas se apelotonaban, plumas negras brillantes bajo el sol de primeros de diciembre...

Su copiosa labor de pintor, inspirada y eficiente, le permitió hacer fortuna, generando una reserva de gran cantidad de lienzos, y atendiendo los encargos que recibía, incluso de monarcas y princesas.




Su pintura adquirió una temprana difusión en Europa merced a la intervención de marchantes ingleses y alemanes, así como por sus repetidas exposiciones en Berlín, Munich, Viena y en Montevideo, adonde se trasladó en 1912 para realizar dos exposiciones individuales en el Círculo de Bellas Artes.


... mi abuela me hablaba de arrieros-comerciantes que llegaban a la plaza recién regada mostrando sus mercancías, ya fuera cazuelas, sartenes, botijos, alpargatas, agujas o cintas de colores... Un comerciante que llevaba a lomos de su mula, todo su medio de subsistencia...

Sin embargo, su obra fue poco conocida en España, ya que salvo una temprana participación en la Exposición Nacional de 1887, no volverá a exponer hasta su regreso definitivo a Zaragoza, donde celebró en 1923 una muestra antológica en el Centro mercantil, y otra, póstuma, en 1925 en el Museo de Arte Moderno de Madrid, seguidas, en años sucesivos, de otras retrospectivas, organizadas por su hijo Mariano Barbasán Lucaferri.




Quebrantada su salud había regresado Barbasán a Zaragoza en 1921, siendo recibido elogiosamente y nombrado académico de Bellas Artes de San Luis. Aparte de las obligadas obras de pintura de historia, cultivó exclusivamente el género costumbrista inspirado en el natural de los pueblos italianos, recogiendo en bucólicas composiciones los aspectos más pintorescos del paisaje y de la vida cotidiana, no exentos, a veces, de humor. Su estilo destaca por un esplendoroso colorido y sensitiva luminosidad.


Murió en Zaragoza, en 1924.


Mari Carmen