El Tango

Dicen que la palabra tango es anterior al baile y que por el año
1803 figuraba en el diccionario de la Real Academia Española como una variante
del tángano, un hueso o piedra que se utilizaba para el juego de ese nombre.
Pero ya en 1889 la institución normativa de la lengua incluía una segunda
acepción del tango como "fiesta y baile de negros y de gente de pueblo en
América". Sin embargo, debieron pasar casi 100 años para que el diccionario
definiera al tango como "baile argentino de pareja enlazada, forma musical
binaria y compás de dos por cuatro, difundido internacionalmente".
Otros
estudiosos de la música ciudadana argumentan que el vocablo es propio de las
lenguas africanas que llegaron con los esclavos al Río de la Plata y cuyo
significado sería "lugar cerrado".
Es muy probable que tango sea una voz de
origen portugués introducida en el nuevo continente a través del dialecto
criollo afro-portugués. Al comparar tango y tambo, Blas Matamoro afirma que
ambas son onomatopeyas del tam-tam o candombe utilizado en los bailes negros.
Más aún, en dialecto bozal la expresión era "tocá tango" o "tocá tambó" (toca el
tambor) para iniciar el baile. El lugar de reunión de los esclavos, tanto en
África como en América, era llamado tango.Y así nombró Buenos Aires a las casas de los suburbios donde, a comienzos
del siglo XIX, los negros se encontraban para bailar y olvidar temporalmente su
condición.
Controvertido hasta en tu origen, como todo lo que es verdadero,
escondés un secreto. Del bajo fondo nacen las voces amuradas a tu destino. Si tu
cuna fue un burdel, si venís de la milonga y la habanera, creado por un dios
orillero, saliste desde aquí a compadrear al mundo.
De fecha imprecisa y
origen aún más incierto, hay teorías que remiten a sus raíces negras y otras que
aseguran su origen inmigratorio. Lo cierto es que a mediados del 1800, los
conocidos conventillos de la pujante ciudad de Buenos Aires se llenaban de
paisanos del interior, "gringos" recién bajados del barco y varios porteños de
pocos recursos que, quizás para diferenciarse o para generar arraigo, marcaron
con impulso propio las nuevas expresiones populares.
Mezcla de códigos
cerrados y con lenguaje particular, el tango germinaba en las casas de baile,
orillaba el Riachuelo, los boliches de carreros y cuarteadores, los conventillos
del barrio sur. Por esos años, muchos de los inmigrantes venían solos y las
pocas mujeres que venían se encontraban en las academias o en las casas de
citas.
La Buenos Aires de los '80 poco a poco se descubría en las academias y
en los teatros. En las comedias, zarzuelas y otras obras, los actores empezaron
a cantar y bailar tango.Las academias, también llamadas peringundines,
funcionaban sólo bajo autorización en los suburbios o barrios alejados del
centro y, si bien en principio eran sólo para hombres, después incorporaron
mujeres contratadas para bailar.
Los guapos, compadritos y malevos se
encontraban en el Café Sabatino, el Almacén de la Milonga y el Viejo Bailetín
del Palomar. En los boliches de la calle Necochea de La Boca, empezaba a
escucharse esta música alegre, juvenil y pícara que, bajo el ritmo del dos por
cuatro, ejecutaban Rosendo Mendizábal, Eduardo Arolas, Angel Villoldo y otros
autodidactas que componían sin conocer las partituras.
El tango dejaba de ser
exclusivo del arrabal para internarse poco a poco en el centro de la ciudad. Los
organitos callejeros lo difundían por los barrios donde era común ver parejas de
hombres bailando en las calles.
Esencialmente porteño, muchos escritores
consideran que el tango de finales del '80 combinaba varios estilos de música.
En él estaría involucrada la coreografía de la milonga, el ritmo del candombe y
la línea melódica, emotiva y sentimental de la habanera. Pero también recibió
influencia del tango andaluz, del chotis y del cuplé, a los que se agregan las
payadas puebleras y las milongas criollas.
Se cree que el primer compositor
de tango fue Juan Pérez, autor del tango Dame la Lata. Sin embargo, es muy
probable que hayan existido otros autores y canciones anteriores. Además de la
obra de Pérez, las primeras composiciones fueron El Tero y Andate a la
Recoleta.
Si bien sus orígenes todavía polemizan las mesas de café de los
tangueros, no se discute el prestigio y reconocimiento que adquirió
internacionalmente.
Como toda auténtica expresión artística, el tango
desentraña nuestra inextricable condición humana, revelando el espíritu porteño.
Quizás debido a esta verdad, vive en los barrios de Buenos Aires y en las
academias de Japón, en las calles de París y en los centros culturales
neoyorquinos.


Un sentimiento triste que se baila



El tango fue danza antes que nada. Creación espontánea
del hombre y la mujer en el escenario prostibulario del arrabal de otros
tiempos, Los músicos, casi todos intuitivos, tuvieron que adaptarse a esa nueva
forma de bailar y, a su vez, crearon la música que alcanza su redención después
del triunfo en París.
El tango nació como danza. Como una forma distinta de
bailar lo conocido hasta entonces: habaneras, mazurcas, chottis, milongas... Un
producto popular propio del arrabal, el escenario donde al principio fue a
devenir el gaucho convertido en compadre, y enseguida el compadrito y los negros
libertos que ya encontraban espacio en la ciudad. El escenario facilitó el
hallazgo. En el prostíbulo era posible abrazar a la pareja, ceñirse a su cuerpo:
rostro contra rostro, pecho contra pecho, vientre contra vientre, muslo contra
muslo, pulso contra pulso. Horacio Ferrer ha creído ver en ese fugitivo instante
en que se abrazan la pupila y el compadrito un soplo de divinidad.
"Macho y
hembra -dijo- atados en nombre de la belleza, se elevan sin querer sobre su
propia bazofia. Y ungidos artistas, intentan el purísimo ejercicio de la soledad
entre dos. Bailan y bailan creando lo que nunca jamás ha bailado nadie". Se
considera un bizantinismo sin sentido, totalmente irreal, pretender esquematizar
una coreografía del tango y sus figuras. El tango de los comienzos fue, a su
juicio, "la más desgarrada o improvisada y repentina creación coreográfica para
una pareja que superará, a estos respectos, a las creaciones del barroco popular
español o al alto alemán vals".
El bailarín le proponía a los músicos
intuitivos de entonces, intérpretes generalmente de guitarra, flauta y violín,
la intensidad del ritmo con una exhibición cambiante de figuras que iban creando
sobre la marcha: el corte, la quebrada, la corrida, el ocho, la media luna...
Ellos fueron los inventores de la danza.
La historia hablará de aquel tango
orillero. Después vendrán el "canyengue" y el liso o de salón. Formas distintas
de bailar " un sentimiento triste", según la acertada definición de Enrique
Santos Discépolo.
A esta altura, el tango había dejado la clandestinidad de
sus comienzos. El pecado original - lo espurio de su cuna- había sido perdonado
por el Papa Pío X y el sello de calidad lo habían impuesto en París, en los
salones más aristocráticos de la ciudad Luz, niños bien de la categoría de
Vicente Madero, "Macoco" Alzaga Unzué o López Bouchardo. "Fue como bien dijo
Ulyses Petit de Murat- el pueril orgullo nacionalista que traían los que habían
asistido al triunfo del tango en París, el que abrió a esa danza de las orillas
las puertas de las mansiones de la avenida Alvear, de Callao, de Santa Fe, de
Florida y de la quinta de los Tornquist". Era el tango liso - con luz entre los
bailarines- que alcanzó una tremenda difusión en salones, cabarets y después en
los clubes de barrio hasta convertirse en la danza más popular hasta muy entrada
la década de los años cincuenta.


La Poesía Tanguera


A pesar de su
importancia, la poesía tanguera es uno de los aspectos menos estudiados del
género. La bibliografía registra muchas apologías de vocabulario hueco que
apenas saben caer en el lugar común, biografías de compositores, vocalistas y
letristas excelentes, notables estudios en torno a los temas musicales e
instrumentales, investigaciones sociológicas e históricas de gran valor y
antologías de las letras. Sobre estas, sin embargo, la literatura no es muy
extensa ni profunda. Aún no se ha realizado un trabajo ordenado y orgánico que
abarque el destacado fenómeno de un género literario que, como ya se dijo,
comprende todos los aspectos de la existencia humana con características muy
particulares y propias.
Daniel Vidart, en su obra El tango y su mundo, hace
una interesante aproximación al problema, en un esfuerzo por sistematizar el
estudio de las letras.
Tras destacar que éste "es uno de los temas menos
tratados, aunque quizá el más cautivante", Vidart afirma que en las letras "se
esconde todo un mundo desechado casi siempre, que constituye la clave profunda
de su ser y su quehacer en la cultura rioplatense. Clasificarlas es naturalmente
limitarlas, coartar su espontaneidad anárquica, su camaleonismo circunstancial.
Pero puede intentarse una ordenación, previniendo que en este sentido no hay
recetas infalibles ni criterios absolutos porque, a la postre, lo que interesa
es la calidad del pensamiento interpretativo y no el preciosismo del andamiaje
formalista".
Sobre esta base, el autor orienta su estudio hacia cuatro
aspectos diferentes de las letras: el lenguaje, el estilo, la elocución y los
temas. A su vez distingue cuatro tipos de lenguaje empleados en la creación de
las letras de tango: el popular, el lunfardo y el
culto.




Danza antes que nada y sobre todo


Vidart, a pesar de no establecer diferencias entre el surgimiento
del baile y de la letra, sostiene que "el tango es una danza antes que nada y
sobre todo”, y reconoce que "después se hizo camino para el canto, pero nadie
puede bailar lo que canta Gardel; al Mago hay que escucharlo con el mentón en el
puño, viendo llover despacio en las calles de la ciudad y de la
nostalgia".
Para este autor el tango nació como un baile popular, y antes de
que cristalizaran "sus características sonoras en el machacón dos por cuatro, ya
existían en el Río de la Plata, tanto en Montevideo como en Buenos Aires, los
personajes y los escenarios desde donde partió a la conquista del mundo".
Apareció la danza - afirma Vidart- sin otras connotaciones que las de la danza
misma, al margen del lupanar que luego lo prohijaría gozosamente. "Las academias
montevideanas y las casas de baile corraleras porteñas -escribe- el prestigioso
investigador- son los primeros alambiques donde se destila su coreografía. En
Montevideo, las orquestas, puro ritmo visceral, no tenían acordeón; en los
peringundines porteños herederos de las casas de baile, la inmigración italiana
impuso los organitos y los acordeones, y con ellos el tango empezó a llorar, a
prepararle el camino a las letras lacrimosas, a las elegías con cornudos y minas
espiantadas."
Esquemática pero acertadamente Vidart describe ese itinerario
del tango-baile: "Cuartos cuarteleros, cafetines danzantes portuarios, academias
o peringundines, teatro rioplatense, lupanar, patio de conventillo proletario,
cabaret; éstos son los sucesivos escenarios del tango. Después es piedra libre y
se lanza a la conquista del mundo saltando desde las márgenes del Plata al
trampolín de París".



EL LENGUAJE POPULAR


El lenguaje
popular es el que se usó en las primeras letras de corte orillero. Vidart
advierte sobre la posible confusión entre orillero y lunfardo, porque en el Río
de la Plata se da la errónea tendencia a designar como lunfardo el lenguaje de
los suburbios.
Si bien hay expresiones lunfardas adoptadas por el idioma
orillero, ellas son en realidad una forma de comunicación entre delincuentes,
practicada solo por los iniciados. En Idioma nacional rioplatense, Vicente
Rossi, citado por Vidart, sostiene que el lenguaje orillero es el habla
caprichosa del criollo de los barrios periféricos. "Y no es cualquier cosa ese
humilde nativo -afirma Rossi- ni tan malo, ni tan compadre, ni tan payaso como
el sainetero lo presenta; es un hábil juglar en léxico espontáneo, inspirado en
su ambiente cargado de giros criollos y de los patúas del continente europeo que
hacen allí su primera etapa en la conquista de América, la de la conquista del
pan. El lenguaje del orillero es de su particular inventiva; siempre gráfico,
exacto en la alusión; metafórico y onomatopéyico meritísimo, siempre inclemente
en la ironía; y siempre novedoso porque ese orillero es un incansable renovador
de su pintoresco léxico".
Vidart, en un irónico párrafo de la ya citada obra,
afirma que "el lenguaje popular de Montevideo, de Buenos Aires, de Rosario,
sintetiza y sincretiza, con la alquimia propia de las ciudades portuarias, los
elementos lingüísticos del hinterland americano, de los patois europeos y de los
argots del hampa criolla e internacional y con ellos injerta, pese al espantado
vade retro de los académicos, la venerable cepa del idioma de Cervantes. El
lenguaje popular trepa, como la savia, de la raíz multitudinaria a la flor de
las elites y avanza, como una mancha de aceite, desde las orillas al corazón de
las ciudades.

El lunfardo es la forma de comunicación de los
delincuentes, sobre todo de los ladrones y proxenetas. Uno de sus principales
objetivos es disimular las intenciones de quienes lo practican. Difícilmente ese
material humane puede producir una poesía rica, capaz de trascender al gran
público. Por eso es valida la distinción que hace Vidart entre lunfardo y
lunfardesco. En realidad, lo correcto es hablar de letras lunfardescas, escritas
por autores que conocen muy bien el lenguaje y el ambiente, pero que sin embargo
no pertenecen a él.
La estructura del lunfardo se nutre de la sustitución de
sustantivos, verbos, adjetivos e interjecciones castellanas por términos, a los
que se les Cambia el significado, provenientes de la germanía, del caló, del
italiano y sus dialectos, del francés, del portugués, del inglés, de las lenguas
indígenas y hasta de palabras hispánicas a las que se les da un sentido que nada
tiene que ver con el original.
Un elemento auxiliar del lunfardo es el vares,
o sea la pronunciación de las palabras cambiando el orden de las sílabas: tango
es gotán, bacán es camba, Mejo esjovie, cabeza es zabeca y así
sucesivamente.
Obviamente, este "idioma" no tiene reglas fijas y muestra un
enorme dinamismo. La gente del hampa y los internos de las cárceles ensayan
continuamente variaciones que, cuando tienen éxito y son aceptadas, se expanden
a velocidad vertiginosa.
En Buenos Aires, más que en Rosario y Montevideo, el
estilo lunfardesco tuvo importantes cultores en el periodismo, en la narrativa,
en el teatro y en la poesía. En este sector, por el traslado de sus obras al
tango, destacaron en los primeros tiempos Carlos de la Pua, Celedonio Flores,
Bartolomé Aprile, Yacaré, Joaquín Gómez Bas y Julián Centeya.
Esta forma de
componer poesía tanguera ha permanecido a lo large de las décadas y en la
segunda mitad del siglo son de destacar las grabaciones de Edmundo Rivero -un
apasionado del tema- con milongas y tangos lunfardescos y las obras en verse,
prosa y charla de Nyda Cuniberti, Roque Rosito Lombardi, Luis Alposta y Daniel
Giribaldi.


La hipótesis de que la coreografía tanguera
nació como burla al candombe negro encuentra asidero en su propia
evolución.
Todos los testimonios coinciden en que las filigranas de un tango
comenzaron a bordarse de forma individual. El compadrito, en una esquina,
demostraba a sus amigos, o a la mujer que quería conquistar, sus habilidades
para el corte y la quebrada. Es la creación de un solitario que exhibe orgulloso
algo que no existía.
Posteriormente, el tango fue bailado entre hombres
solamente, aunque este hecho escandalice a Vidart, que lo niega con
dureza.
"Es mentira, es error, es novelería de intelectuales friolentos que
recién descubren el tango y se quieren calentar la sangre con su rescoldo, decir
que el tango fue bailado por hombres solos en su comienzo. El baile en parejas
de hombre y mujer es un simulacro de acoplamiento en las sociedades primitivas y
lo sigue siendo hoy, a pesar de todas las fiorituras interpuestas por el salón
entre la coreografía y el sexo. El tango como antes la milonga, y antes todavía
la danza, se bailó siempre en pareja de macho y hembra. Cuando bailaban dos
hombres juntos era para aprender pasos difíciles por sencillas razones
pedagógicas. Y nada más. Buscar otras motivaciones seria tonto, si no
grotesco.
Seguramente, éste es uno de los pocos casos en los que Vidart, que
ha hecho extraordinarias aportes al estudio de la música popular, se equivoca.
Porque aunque parezca absurdo, en tanto danza de parejas, el tango comenzó
siendo bailado entre hombres. Ya Evaristo Carriego, el primer gran poeta de los
barrios populares de Buenos Aires, lo testifica, alrededor de 1906, en su poema
El alma del suburbio: En la calle la buena gente derrocha/ sus guarangos decirse
mas lisonjeros, /porque al compás de un tango que es "La morocha / lucen ágiles
cortes dos orilleros.
Carriego no describe a un hombre y a una mujer
bailando, sino a dos hombres. Las pruebas testimoniales y fotográficas de
compadritos bailando son numerosas. León Benarós fundamenta esta realidad en el
machismo imperante en los suburbios y en toda la sociedad de aquella época.
"Absurdamente -escribe- es una pareja de varones la primera que se aviene a
bailar el tango, en alguna esquina. El tango parecía solamente " Cosa de
hombres". Indignaría atribuir al acto el más mínimo contenido homosexual. Se
trata de una demostración de habilidad, de un lucimiento. Aun después, cuando el
tango conquiste a la mujer para la danza,'ella' no será el ingrediente
fundamental, el objetivo último, sino la danza en sí, la ostentación de saber
bailar, el respeto casi litúrgico por aquello que se va haciendo, sin otra
intención, sin lubricidad alguna. Sólo cuando el tango se 'nocturniza', cuando
se hace materia de cabaret, se convierte, a veces, en pretexto para la
ulterioridad amorosa.
Pero el verdadero criollo, el argentino, es pudoroso de
su intimidad. Rechaza él ostentoso manoseo público, por respeto a sí mismo y a
su compañera."
Benarós insiste en el tema y aporta otros testimonios. Algunos
de sus argumentos son de mucho peso. Por ejemplo, cuando afirma que la
demostración de dos hombres bailando es aséptica, insospechable de segundas
intenciones, porque "el tercer sexo apenas podría sobrevivir en un ambiente de
crudo machismo como el de entonces. Aun cuando la mujer acepta el tango y se
incorpora a su culto, las primeras bailarinas serían las chinas cuarteleras y
las pupilas de los burdeles, el narcisismo del compadrito atenderá más al tango
en sí que a su compañera de ocasión. Ni siquiera la importará demasiado que sea
bonita, sino que baile bien, que lo acompañe en la demostración con inteligencia
y acierto".
El autor cita además a César Viale, quien en Estampas de mi
tiempo confirma lo anterior: "El tango no había llegado aún al centro, andaba
por los arrabales; cuando más se bailaba entre hombres en las veredas, frente a
los conventillos, al compás de los organitos con ruedas conducidos por sus
propietarios, napolitanos y calabreses de melena renegrida y lustrosa".
Otro
notable investigador, Horacio Ferrer, es de la misma opinión, aunque le agrega
un matiz. "Algunos cronistas -afirma- sostienen que en estos comienzos el Tango
es bailado entre hombres. Debemos decir mejor que también se baila entre
hombres, porque siempre, hasta hoy, ha sido bailado por parejas de varones, pero
en casi todos los casos como entrenamiento para luego bailarlo con mujeres.
También en la posterior época de los cabarets, mientras esperan a los clientes,
las mujeres bailaran entre
sí."




Apunte Histórico

por J.
Alberto Mariñas

Es difícil escribir un apunte histórico sobre el
tango, pero al mismo tiempo, es muy arduo eludirlo porque son muchos los que a
través de estas páginas solicitan, aunque sólo sea, una ligera orientación que
les ponga en la pista de este completo fenómeno cultural - baile, música,
canción, poesía - que por una u otra razón atrae a tanta gente.
Aunque
sobre el tango y sus figuras son muchas las cosas que se discuten y ponen en
duda, es generalmente aceptado que el tango nace en Buenos Aires a finales del
siglo XIX aunque algunos prefieren decir a modo conciliador, que nació a las
orillas del Río de la Plata, con el fin de contentar a los uruguayos que
reclaman una copaternidad del fenómeno.
En un hecho de origen popular
como el tango y, por tanto, de nacimiento evolutivo resulta imposible apuntar
una fecha de nacimiento. Sin embargo, lo cierto es que la mayoría de los
estudiosos coinciden en dar por buena la década de 1880 como el punto de partida
de lo que entonces no era más que una determinada manera de bailar la
música. La sociedad donde nace el tango escuchaba y bailaba habaneras, polkas,
mazurcas y algún vals, por lo que respecta a los blancos, mientras que los
negros, un 25% de la población de Buenos Aires en el siglo XIX, se movían al
ritmo del candombe, una forma de danza en la que la pareja no se enlazaba y
bailaba de una manera más marcada por la percusión que por la melodía.
Puerto, 1885
Musicalmente, el tango entronca en su
genealogía con la habanera hispano-cubana y es por tanto hijo del trasiego
mercantil entre los puertos de lengua española de La Habana (Cuba) y Buenos
Aires (Argentina). Sin embargo, estos orígenes explican poco sobre su
nacimiento. Inicialmente, el tango es interpretado por modestos grupos que
cuentan sólo con violín, flauta y guitarra o incluso, en ausencia de ésta, el
acompañamiento de un peine convertido en instrumento de viento con la mediación
de un papel de fumar y un avezado soplador que marca el ritmo. El instrumento
mítico, el bandoneón, no llega al tango hasta un par de décadas después de su
nacimiento, en 1900 aproximadamente, y poco a poco sustituye a la flauta.
Inicialmente, el tango debió ser un modo de interpretar melodías ya
existentes, modo sobre el que fueron creándose otras nuevas que en un inicio ni
siquiera contaban con una trascripción musical, ya que a menudo sus intérpretes
y creadores no sabían escribir o leer música. De hecho, con el correr de los
años, algunos de los primeros tangos ya transcritos no van firmados por sus
autores sino por avispados personajes que sí sabían escribir música y
aprovecharon el vacío existente sobre la autoría de determinados tangos
celebrados popularmente, para ponerlos a su nombre y ganar con ello unos
pesos.
Quizá a estas alturas del texto, alguno se pregunte sobre el
origen del nombre. Es una buena pregunta, pero carece de respuesta, o lo que es
lo mismo, hay miles. En España en el siglo XIX se empleaba la palabra tango para
un palo flamenco, en la geografía africana hay algunos topónimos con ese nombre,
en documentos coloniales españoles se usa el vocablo para referirse al lugar en
que los esclavos negros celebraban sus reuniones festivas… algunos incluso dicen
que el origen podría estar en la incapacidad de los africanos para pronunciar
bien la palabra "tambor" que quedaría así transformada en "tangó". En fin, es
una buena pregunta pero la irremisible falta de documentación escrita y el
origen ágrafo del tango y sus primeros padres callará la respuesta para siempre.
Sin embargo, si es posible hablar con propiedad de un elemento importante:
el escenario de su nacimiento. Hay que decir que Buenos Aires era a finales del
XIX una ciudad en expansión con un enorme crecimiento demográfico sustentado
sobre todo en la emigración que procedía de multitud de países. Había por
supuesto españoles e italianos pero no eran ajenos a esta corriente migratoria
los alemanes, húngaros, eslavos, árabes, judíos… Todos ellos componían una gran
masa obrera desarraigada, pobre, con escasas posibilidades de comunicación
debido a la barrera lingüística y mayoritariamente masculina, ya que eran
fundamentalmente hombres en busca de fortuna , hasta el punto de que la
composición natural de la población de Buenos Aires quedó totalmente
descompensada, de modo que el 70% de los habitantes eran hombres.

Postales anónimas Gaucho e indios patagonesArgentina, hacia 1870
Las cifras hablan: Argentina pasó de tener dos millones de habitantes en
1870, a cuatro millones veinticinco años más tarde. La mitad de esa población se
concentraba en Buenos Aires donde el porcentaje de extranjeros llegó a ser del
50 por ciento y adonde acudían también gauchos e indios procedentes del interior
del país.
En este ambiente, se comienza a bailar en tugurios y lupanares el
nuevo ritmo que se asocia así desde su inicio al ambiente prostibulario, ya que
eran sólo prostitutas y "camareras" las únicas mujeres presentes en las
academias o perigundines.
Puesto que se trataba de féminas dedicadas
en alma y, sobre todo, en cuerpo a sus accidentales acompañantes, el tango se
comenzó a bailar de un modo muy "corporal", provocador, cercano, explícito… de
un modo socialmente poco aceptable como se vería cuando, siendo ya un fenómeno
emergente, el tango comenzó a salir del arrabal de su ciudad de origen y empezó
a expandirse.

Hombres practicando el tango en la calle
En los primeros tiempos, cuando el tango comienza a convertirse en canción,
las letras que acompañan la música son obscenas y sus títulos dejan lugar a
pocas dudas: "Dos sin sacarla", "Qué polvo con tanto viento", "Con qué tropieza
que no dentra", "Siete pulgadas"... o incluso "El Choclo" que aunque
literalmente significa mazorca de maíz, en sentido figurado y vulgar, equivale
al castellano "chocho" o "coño".
De su baja cuna a su encumbramiento
como baile rey en los salones del mundo occidental, el tango recorrió un curioso
camino de ida y vuelta entre el Nuevo y el Viejo Continente, con una parada
decisiva y brillante en París.
¿Cómo llegó allí? También en este punto
las respuestas son dispares y algunas vario pintas. Determinados textos,
mucho más ingenuos que eruditos, dan incluso nombres y apellidos de "la" persona
responsable de este viaje. La realidad, en su extensión como en su nacimiento,
parece más compleja y, sobre todo, plural.
Los "niños bien" de Buenos
Aires no tenían reparos en bajar a los arrabales para divertirse, bailar y, de
paso, levantarse alguna mina o alguna "milonguita" que engatusaba o se dejaba
engatusar. Y para acercarse a la mujer no conocida, nada mejor que el tango. Por
supuesto, el tango no era aceptable en sus casas ni bailable con las señoritas
de su ambiente y por esa razón permaneció durante muchos años como algo marginal
y de clase baja.
Sin embargo, los viajes de estos patricios a Europa,
especialmente a París, fueron el desencadenante. París no sólo era la capital
del glamour y de la moda, sino que además era una ciudad que daba cobijo a una
sociedad plural, parte de la cual era alegre y desprejuiciada. Los bailes
galantes de la capital francesa venían de atrás, Louis Mercier, cronista de la
vida parisina escribía en 1800: "Después del dinero, hoy en día el baile es lo
que más éxito tiene entre los parisinos, sea cual sea su extracción social: aman
el baile, lo veneran, lo idolatran… Es una obsesión a la que nadie
escapa". Si ello era así a principios del XIX también lo era a principios del
siglo XX al que llegaron con una fortalecida fama locales públicos como el Bal
Bullier de Montparnasse o el Moulin de la Galette. Por añadidura, el
atrevimiento, a principios de siglo, no era ajeno a las costumbres parisinas,
antes al contrario, algún baile anual, como el Bal des Quat’z Arts de los
estudiantes, "era célebre por lo ligero de las vestimentas y por el jolgorio
sexual que reinaba siempre en él".
En este contexto social no fue
difícil que el osado baile creado en la capital del Plata encontrara un terreno
abonado para florecer y convertirse en curiosidad al principio, en moda y furor
después. Y una vez en París, el escaparate de Europa, la capital de la moda, la
cuna del chic, su extensión al resto del continente primero, a todo el mundo
después, fue algo sencillo y rápido. Curiosamente, es entonces, cuando Buenos
Aires se mira en París, cuando finalmente el tango entra en sus salones más
nobles avalado ahora por el bautismo europeo, el mejor de los pedigríes para una
burguesía emergente que luchaba por hacer de su ciudad el París de América
La gloria trajo también y simultáneamente el rechazo. La sempiterna dinámica
social se puso nuevamente en marcha, lo antiguo frente a lo nuevo, la censura
frente a la apertura, la tradición frente a la renovación. Los detractores del
tango surgieron por doquier y fueron incluso ilustres y famosos. El Papa Pío X
lo proscribió, el Káiser lo prohibió a sus oficiales y la revista española La
Ilustración Europea y Americana hablaba del "…indecoroso y por todos conceptos
reprobable ‘tango’, grotesco conjunto de ridículas contorsiones y repugnantes
actitudes, que mentira parece que puedan ser ejecutadas, ó siquiera
presenciadas, por quien estime en algo su personal decencia.". La cita pertenece
a esa revista española, pero resulta fácil encontrar otras paralelas en
publicaciones inglesas, alemanas o, incluso, francesas.
No obstante,
para cuando llegó la reacción la suerte estaba ya echada: el tango había
triunfado. Hubo vestidos de tango, color tango, tango-thés… el tango fue el
baile rey de ese mundo de preguerra que habría de terminar muy pronto con el
primer enfrentamiento armado mundial, la ascensión de Estados Unidos como
potencia, el cambio de costumbres. Después, el tango siguió viviendo, nació con
fuerza el tango canción que le tomó el relevo al tango baile, pero con un éxito
geográficamente más restringido, el mundo, en una nueva preguerra descubrió y
admiró a Carlos Gardel y al final del conflicto la supremacía de Estados Unidos
desembarcó en Europa también con el swing que murió sólo para darle paso al
rock.
En todos estos años el tango tiene una brillante historia de
auges limitados y declives relativos y una continuada vida a lo largo de la cual
se ha desarrollado tanto el baile como la música hasta llegar a un nivel de
sofisticación y depuración que dejan a las claras la madurez de esta
manifestación que vive ya en las primeros décadas de su segundo siglo de
vida.

El tango es un baile popular que significa el encanto y
elegancia, pero en su comienzo el tango era muy diferente. El tango era el baile
de los pobres argentinos. Ahora, el tango se baila en todos los países del
mundo.
El tango comenzó en los burdeles de Buenos Aires, Argentina en los
1880s. En los burdeles había muchos inmigrantes de Europa y África. Tenían
muchos problemas y querían olvidar los problemas de su vida. Para olvidar los
problemas, los inmigrantes pasaban mucho tiempo en los burdeles con otros
inmigrantes. El tango surgió como una manera de ahogar los problemas de la
vida.
En Argentina, hay muchos inmigrantes de muchos países europeos y
africanos. Por eso, el tango es un mezcla de muchas culturas. En el tango, se
ven partes de las culturas de los esclavos de África, los indios, los españoles,
y otros europeos. Por ejemplo, un instrumento muy importante en el tango es el
bandoneón. El bandoneón es como un acordeón que fue importado de Alemania en
1886. Todos los inmigrantes en los burdeles aumentaron al tango.
El tango
tiene muchos aspectos sentidos. Originalmente, el tango era un drama de la
relación de una prostituta y un chulo. Muchas de las primeras canciones son muy
obscenas. En los primeros tangos, los protagonistas son personas en el mundo de
la prostitución. Ahora, el tango es muy diferente.
El cambio del tango
comenzó en 1912 cuando todos los ciudadanos argentinos recibieron el derecho de
votar. Muchos aspectos de la cultura del burdel entra en la sociedad, incluso el
tango. La estructura del tango seguía siendo igual, pero el tango no era tan
abiertamente sexual como antes. En París, el tango era muy popular al principio
del siglo. Esto ha hecho que el tango en Argentina sea un símbolo de la sociedad
alta.
Los cantantes del tango se han hecho muy populares. Carlos Gardel es un
cantante muy popular cincuenta años después de su muerte. Gardel era tan popular
en Argentina como Elvis Presley en los Estados Unidos. La música de Astor Piazzolla ha causado muchos
problemas: él jugó el bandoneón y combinó el tango con la música clásica. Los
dos son muy populares en Argentina y en todo el mundo del tango.
Después de
muchos años, el tango es popular todavía. El teatro musical, "Forever Tango"
(1996) estuvo en San Francisco por 92 semanas. Ahora, "Forever Tango" está en
Broadway y es la producción más larga de la historia de Broadway. En todas las
ciudades, hay clases para aprender el tango. Un baile que comenzó como una parte
de los burdeles en Argentina ahora es popular en todos los países del
mundo.

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