Picasso ilustrador



Todos los artistas que han roto la barrera del tiempo superando con su afamada obra a la misma muerte tienen alguna faceta menos conocida por el público en general y que gracias a exposiciones de colecciones privadas, tarde o temprano se dan a conocer para disfrute de los ciudadanos.
En el Centro Cultural Conde Duque de Madrid, hasta el 13 de Mayo podemos descubrir al Picasso que colaboró a lo largo de su vida con diversos autores ilustrando más de 150 libros, desde los clásicos griegos hasta los contemporáneos.
Trabajó para los grandes editores de la época y en ocasiones desinteresadamente para amigos incluso para la Cruz Roja.
Aplicó todas las técnicas desde grabado calcográfico, linóleo, litografía, hasta las técnicas fotomecánicas que podríamos denominar como las más humildes, el fotograbado u offset.
Picasso realizó un conjunto de libros que podrían ser denominados como libros de lujo, con estampas del propio artista, en las que se encuentran todo tipo de singularidades dentro de una edición limitada: diversas calidades y tipos de papel; diferentes colores para según que estampas; juegos extras, en ocasiones dobles de las ilustraciones a toda página y de aquellas que iban intercaladas en el texto pero sin él; ejemplares fuera de comercio, otros iluminados manualmente por el artista, algunos firmados, etc.
Existe otro conjunto de libros en el que se da el diálogo entre el escritor y el artista. Sabía que el libro armoniza la perspectiva literaria, la del artista y la del editor. Creó el libro de artista.
La amistad de Picasso con algunos de los escritores como Tristan Tzara o Pierre-André Benoit son un ejemplo de la relación texto imagen que estaba basada en el placer de construir un libro.
La exposición nos ofrece de forma excepcional la posibilidad de ver y leer completo el libro de Tristan Tzara “A Haute Flamme”, París 1955, impreso en papel jabón antiguo, es uno de los 68 ejemplares existentes actualmente en el mundo.
La virulenta sátira “Picasso, sueño y mentira de Franco”, que aparece esta vez al lado del manuscrito, fue vendida en su momento para beneficio de los fondos de socorro de la República, con palabras de Picasso críticas con el franquismo y expresivas de su sentir sobre la guerra.
En el libro “Clair de Terre” de André Breton, París 1923, se pueden leer poemas automáticos de Breton.
“Les Joues en Feu” del famoso bohemio Raymond Radiguet (1903-1923), con una estampa litográfica realizada con técnica de dibujo sobre papel reporte estampado en fototipia.
“Non Vouloir”, 1942, de Georges Hugnet, con los poemas a favor de la resistencia francesa frente a la ocupación nazi.
También podemos ver ediciones de Petrarca, Góngora, Balzac, Merimée o Artaud, ilustradas por nuestro universal malagueño.
Es una delicia darse un paseo por las dos salas que albergan las ediciones de 24 obras de grandes autores que contaron con Pablo Ruiz Picasso como ilustrador.
Una madrileña.