Club de Lectura La Ilíada

El camino del zen de Alan Watts


EL CAMINO DEL ZEN

El Zen, la variante japonesa del budismo, según muestra Watts en esta obra, tiene mucho que ofrecer al hombre occidental de nuestro tiempo, ya sean propuestas de actitudes vitales o pautas de comportamiento. En este amplio estudio, Watts traza los rasgos principales de esta filosofía de un modo claro, ameno e instructivo, pero también riguroso, y analiza los puntos de contacto del Zen con el Tao y el budismo indio, con lo que, al cabo, consigue dar al lector una imagen clara, concisa y fiel del pensamiento Zen. Esta obra de Alan Watts está considerada en el ámbito académico como una de las más serias y documentadas acerca del Zen.
El libro está dividido en dos partes. La primera ofrece un repaso a la historia del zen, empezando por el taoísmo -magníficamente introducido-, siguiendo por el budismo y luego la aparición del zen en China y su asentamiento final en Japón. El proceso histórico -incluyendo la revolución dentro del budismo ante la contradicción inicial de la doctrina- es fascinante.
La segunda parte, brillante, introduce los principios y prácticas del zen. Aquí, donde podría tener más problemas, es precisamente donde mejor se defiende: ideas sobre el satori, tzu-jan, el za-zen o el koan. Aclara algunos equívocos sobre el zen, como, por ejemplo, que se trata de una filosofía fatalista o que defiende la unidad de todas las cosas. Eso sí, el problema es complejo, porque el zen tal y como lo describe Watts intenta superar el pensamiento simbólico o a las divisiones del mundo, y por tanto, se hace muy difícil explicarlo empleando símbolos. La conclusión final es que el zen no se puede explicar, sólo puede ser comprendido. Quizá por esa razón, el libro termina con un capítulo dedicada al zen en las artes.

ALLAN WATS

Alan Watts (1915-1973)Inglés radicado en Estados Unidos, sacerdote anglicano era filósofo, escritor, locutor de radio y televisión, y un experto en religiones comparadas. Escribió veinticinco libros y numerosos artículos en temas tales como identidad personal, naturaleza, la verdadera realidad, sentido y búsqueda de la felicidad, relacionando su experiencia con el conocimiento científico y con las enseñanzas de las religiones o de las filosofías de oriente y occidente (budismo, zen, taoismo, cristianismo, hinduismo).Ademas fue un autor que influyo en las actitudes con respecto sociedad, el mundo natural, formas de vida, y a la estética que se desarrollaron en las decadas de los 60 y 70.
Sus obras más importantes son entre otras El camino del Tao; El camino del Zen; La Suprema Identidad; Naturaleza, hombre y mujer; Las dos manos de Dios; Mito y ritual en el Cristianismo; Mito y Religión; El Arte de ser Dios: Más allá de la teología; Behold the Spirit; de entre ellas quizás la más importante es La Suprema Identidad.

MI COMENTARIO por Jesús Valdivieso


Para entender el zen, no basta con leer un libro, o si.
Desgraciadamente no ha sido mi caso, por lo poco que he podido captar de este libro es que el zen, no se estudia, ni se aprende. Si acaso se apre-hende, se adhiere. Es una experiencia.
La experiencia del satori o despertar. Por supuesto alrededor del zen hay toda una cultura, una historia y una estética. Pero todo ello es secundario y sin mayor importancia que la mera curiosidad intelectual para los occidentales, que no piensan en irse a vivir al Japón.
Lo importante es el satori, pero ¿Qué es el satori? Es el presente perpetuo. Parece una tontería porque siempre estamos en el presente, pero otra cosa es sentir este hecho. Sentimiento que perdemos en el momento en intentamos se conscientes.
Curiosamente todos hemos sentido fugazmente este satori, son esos momentos en los que nos hemos sentido vivos y que la mayoría de las veces constituyen nuestro principales recuerdos. Recuerdos que son nuestro mayor lastre para vivir el presente. Y que junto con nuestros anhelos y angustias por al futuro, acaba arruinando nuestra vida. Por querer vivir, no vivimos. No sentemos que estamos vivos. Y no me enrollo mas, porque no entiendo nada y además el zen es imposible de explicar.